Antonio Fuentes nace en Tánger, un 9 de octubre de 1905. Al desaparecer en 1914 el Imperio Austro – Húngaro, su padre inaugura el Hotel Fuentes en la sede de la Embajada, en pleno Zoco Chico, corazón político y social del Tánger de la época. En el mismo Zoco Chico que pintaron Delacroix, Fortuny, Tapiró, Van Rysselberghe, Iturrino, Matisse.
A los quince años su vida gira exclusivamente en torno a la pintura. Antonia, una guapísima muchacha gitana que entró a trabajar en casa de la madre de Antonio Fuentes y que hasta su muerte con más de noventa años mantendría una muy estrecha relación con toda la familia, contaba cómo Antonio vivía casi aislado en los cuartos de las azoteas del Hotel Fuentes, donde se pasaba el día desnudo y dibujando. Antonio se dedica a pintar los techos de estos cuartos con el humo de las velas.
Recién terminado de cuota su servicio militar en Cádiz en 1925, Fuentes marcha a estudiar a Madrid, donde ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. De esta época data un precioso retrato de Federico García – Lorca hoy desaparecido pero que podemos apreciar en algunas de las fotografías de Fuentes en su estudio. El academicismo de Madrid no le convence y decide dar el salto a París, al Montparnasse de la época.
En 1928 pinta de sol a sol en “ La Grande Chaumière”, inmensa y destartalada academia – estudio por donde han pasado todos los grandes nombres de la pintura contemporánea. Fuentes dibuja al pincel, y es así como consigue una fuerza y una seguridad enormes en el apunte. Se convierte en un gran dibujante.
Durante su estancia en París hace caricaturas para “ La Semaine de Paris”. Gracias a estas caricaturas conoce a cuantas figuras españolas pasan por París: Manuel de Falla, Encarnación López – “ La Argentinita” , Vicente Escudero, Andrés Segovia. De esta época data su serie “ flamencos ” de los ballets españoles.
Por las noches se reúne en los cafés con los otros pintores españoles: Souto, Pelayos, Bores. No obstante, como cita Emilio Sanz de Soto, “ Fuentes estaba tan imbuido del espíritu del Zoco Chico de Tánger, de su convivir diario con árabes y judíos, que los pintores con los que intimó fueron los dos judíos: Möise Kisling y Chaïm Soutine”. No coincidía con el planteamiento artístico de muchos de sus compatriotas, “ puesto que estaban todos obsesionados con Picasso – lo que era natural – pero lo que en Picasso es puro instinto adivinatorio, mis paisanos lo reconvertían en álgebra mental ”.
Por aquellos años nace su admiración por Rembrandt; cree que toda la nueva pintura ha de arrancar de “ El buey desollado ”. Ya en 1930 es admitido en “ La Nationale des Beaux Arts ” con un soberbio desnudo. Realiza su primera exposición individual en la “ Salle d’Art Castelucho”, donde conoce a Picasso. En exposiciones colectivas figura junto a Kisling y Vlaminck.
En 1934 se traslada a Italia, a continuar su formación. Inicialmente en Florencia, como discípulo de Felice Carena ( 1879 – 1965 ) y posteriormente a Roma, donde ingresa en la “ Academia Española de Bellas Artes”. Se conserva su admisión firmada por Valle – Inclán, director de la Academia. Sigue colaborando con la prensa española mandando ilustraciones desde Italia.
Hace en Roma un apunte al natural de S.M. don Alfonso XIII, apunte que don Alfonso le firmaría posteriormente con un: “ Sí señor, así soy yo por la gracia y desgracia de Dios”. Se trataba de un retrato-caricatura a la manera que Fuentes realizara en París. En la obra: “ A Dictionary of Painters in Tangier, 1669 - 2003 ”, la entrada dedicada a Fuentes , la mayor de todos los artistas contemplados , habla de este retrato: “… Whilst still a student he executed a portrait of the exiled Spanish sovereign, King Alfonso XIII. The portrait was recently sold at auction . It is believed to have been purchased by King Juan Carlos … ”.
Al finalizar la 2ª Guerra Mundial, Fuentes vuelve a Tánger, a su casa -estudio de la medina, en la plaza de los Aissauas. A partir de entonces muy raramente expone: sólo cuando grandes amigos o instituciones le convencen a ello. En estas ocasiones grandes nombres de la crítica artística y cultural reconocen sus exposiciones. Una recopilación exhaustiva de todos los textos acerca de la obra y de la figura de Fuentes se está realizando para su publicación en www.antoniofuentes.org.
En 1964, Fuentes expone en Venecia, en la “ Galleria dell’Ordine della Valiglia ” porque el crítico Castellani, gran experto en Picasso, “ se emperró en ello ” según el propio Fuentes. Castellani publica en “ Il Gazzetino”con ocasión de la exposición:
“ … En la pintura de Fuentes queda eliminada la idea errónea que muchos se hicieron de Marruecos, todo contraste deslumbrante de luces blancas y sombras violentas. En Fuentes, todo es color. Cada cosa pierde su consistencia objetiva para conseguir un valor de concreción fantástica. Fuentes se encuentra con Picasso en una sincera manera de simplificar, de descartar lo superfluo, de ordenar y hacer resaltar en el espacio, arabescamente, lo que constituye la esencia, aunque escondida, de la visión real ”
En 1965, inaugura en la Asociación Nacional de Bellas Artes de Marruecos, en el Palacio de la Mamounia de Rabat, la primera de las exposiciones de pintores extranjeros residentes en Marruecos.
En esta exposición, Fuentes presenta “ Las Catedrales”: “ El contenido de las obras expuestas tiene un carácter literario. Formalmente contienen una estructura espacial precisa, de fondos claros y casi neutros y forma arquitectónica, relacionadas con lo gótico. Un edifico austero a primera vista, pero lleno de miles de luces en su aproximación. Entre las ventanas de este templo, podemos ver otros cuadros poblados de personajes en miniatura, mosaico en el que el claro-oscuro da a la obra una cierta angustia religiosa que nos recuerda a Rouault. Decenas de otros cuadros, mosaicos, surgen de los pilares, las bases y los muros del templo, de donde aparecen ( como del Otro Mundo ) personajes mágicos, metafísicos”.
En 1966, en la Galería Quixote de Madrid, expone sus “ Escenas Tangerinas ” logrando con ello el asombro generalizado de la crítica.
Así, entre otros, Campoy escribe en A.B.C. el veinte de diciembre de 1996:
“ Este veterano pintor prolonga una tradición española de interés por el ambiente norteafricano, cuya versión podría señalarse entre Fortuny y Cruz Herrera. Antonio Fuentes, español nacido en Tánger, conoce como pocos el clima colorista y humano de los zocos, el perfil de las gentes que animan las calles tangerinas, y con una paleta abigarrada – la que justamente conviene al gayo tema – va captando todas sus peculiaridades, convirtiéndolas, por supuesto, en materia estrictamente pictórica.”
Cecilio Barberán en la revista “ Africa ”, en su número 303, publica:
“ Fuentes pinta unos cuadros cuyo drasticismo colorista hace muchas veces preguntarse al que los contempla dónde está el antecedente de los mismos como pintura. Las composiciones de sus obras impresionan como orgías de color, de las que apenas disiente pincelada que pueda disciplinar el hervidero de color que forma su conjunto…
Y es el caso que esta pintura de Fuentes deja muy atrás cuantas impresiones dieron hasta ahora visiones de urbanismos y gentes. La razón de ser así obedece a una alta circunstancia. Ésta es el haber nacido dicho artista bajo los techos de la casa donde Camille Saint – Saëns compuso su “ Danza Macabra”, hogar enclavado en el mismo Zoco Chico tangerino, lugar donde pintaron un día Delacroix, Matisse, Fortuny, Iturrino y Tapiró, entre otros grandes pintores.
Este antecedente parece que inflama de entusiasmos y audacias su paleta. El conocimiento de la obra de aquéllos le es altamente conveniente, tanto por cuanto la misma le dice que imitarlos no conduce a nada artísticamente, como cuáles son los logros que en pintura se pueden alcanzar cuando se siguen caminos vigorosos análogos, pero independientes de los que los pintores antes citados siguieron …”
Conservamos copia de la carta que Antonio Fuentes remite a Barberán agradeciéndole su crítica, y en la que el mismo Antonio Fuentes coincide con el crítico en la apreciación de su obra:
“ En mi juicio, usted ha tocado los dos puntos básicos de mi pintura:
1º Pintura sin precedente
2º Libertad absoluta de tratar las masas y el urbanismo.
A estos dos puntos suyos permítame contestar:
1º Yo ataco el cuadro cuando tengo todo el plan de ataque organizado y me lo juego todo de una vez, sin titubeos ni dudas. No puede haber dudas porque exploto los errores que son los que me dan la nota original, sin proponérmelo…( La liberté de la création perpétuelle de Picasso )
2º Estoy rodeado de un mundo donde las masas se mueven de una forma cósmica, salvaje, natural, se agrupan, se unen y se disuelven armónicamente, y como las mareas, tienen su flujo y reflujo…consiguiendo así una clase de pintura amplia, dinámica y sin detalles, detalles que he dejado atrás por mi experiencia pictórica”.
En 1971, Antonio Fuentes expone en la Biblioteca Española de Tánger, actual sede del Instituto Cervantes de Tánger, siendo el primer artista plástico invitado a ello.
Dora Bacaicoa motiva así la exposición de Antonio Fuentes en el catálogo de la muestra:
“ la pintura, una de las expresiones más acabadas del espíritu del hombre y que mejor refleja la evolución artística de una época, es un excelente camino que hoy emprende la Biblioteca Española llevada por su deseo de expansión cultural…
Hoy, la Biblioteca Española se honra en ofrecer al público tangerino la muestra de un gran pintor nacido en esta ciudad y aquí enraizado. La talla artística de Antonio Fuentes, de sobra conocida por todos, es para nosotros motivo de orgullo y de satisfacción. Significa un magnífico comienzo. ”
En 1972, expone una selección de sus obras, abarcando 40 años de producción ( 1925 – 1965 ) en la Galería Jean-Pierre Olivier de París.
A la vuelta de todas sus exposiciones, Fuentes va dejando el conjunto de su obra en Cádiz, en casa de su hermano Carlos, quizás pensando que así contaría con el conjunto de su obra unificada en un solo lugar.
A partir de esta exposición se produce el aislamiento definitivo de Antonio Fuentes. Se dedica por completo a la meditación y su obra se centra en la abstracción hasta llegar a la serie de los frottages de 1990 cuando Fuentes cuenta ya con ochenta y cinco años.
En estas series de abstractos y frottages, Fuentes continúa con la búsqueda espiritual que como hilo conductor está presente en su obra desde su inicio, consiguiendo finalmente la paz total que muestra su obra final.
Fuentes gozó de la libertad de poder dedicarse exclusivamente a su obra sin que nada le distrajera de ello y no tener que “ mercantilizarla”. Vende en su estudio cuando “ el comprador tiene la suficiente categoría para tener mi obra”. Los compradores tenían que aventurarse a ver si Fuentes los recibía y, si lo hacía, si conseguían comprarle obras.
En la década de los noventa, el Consulado General de España en Tánger le proponen convertir su casa en el Museo Fuentes, así como realizar una Exposición Antológica Itinerante, acompañada de una catalogación general de su obra, de la que el catálogo fotográfico está realizado y compuesto por más de 450 obras repartidas en importantes colecciones privadas de todo el mundo, desde América del Sur, Estados Unidos y Europa hasta Arabia Saudita. Fuentes rehúsa ambas propuestas.
En sus últimos años se dedicó a plasmar – en una escritura cuasi automática – todos sus recuerdos. Me conmueven especialmente los textos en los que Fuentes relata sus encuentros con Picasso en París, 1930 y Vallauris, treinta años más tarde.
En los textos de Vallauris, Fuentes – de viaje hacia Venecia para exponer – visita a Picasso y juntos se dirigen a un vertedero de donde Picasso solía surtirse de piezas para sus esculturas-objetos.
Antonio Fuentes muere en Tánger el 25 de julio de 1995, sin haber dejado de trabajar un solo momento. Incluso en sus últimos días le molestaba que le distrajeran. No consintió en abandonar su casa – estudio de la medina hasta un día antes de su muerte que finalmente tuvo lugar en el Hospital Español de Tánger. Mª Paz Mateo y Manuel Rodríguez – Ballester, profesores ambos del Instituto Español de Tánger en la época, fueron sus últimos acompañantes. El 20 de julio de 1995 fueron a visitarlo como casi todos los días. Aún les dijo que la pintura le daba la vida cuando le ofrecieron una cajita de acuarelas como regalo.
Podemos contemplar en su obra la proyección de un artista que conoce y hace suya en todo momento la trayectoria del Arte a lo largo del siglo XX, pero adecuando siempre cada escuela a su propia personalidad. Todo un siglo dedicado a la creación.
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